Siempre me ha preocupado la relación que en cualquier proyecto web existe entre el diseño y el desarrollo. Como diseñador, y respetando al máximo la labor del desarrollador, siempre había considerado que el trabajo de programación debía estar al servicio del diseño y nunca al revés.
Un buen diseño podía desarrollarse de múltiples maneras y, casi siempre, el resultado iba a ser satisfactorio. Pero un magnífico desarrollo, plenamente funcional a nivel de programación, podía resultar nefasto si no presentaba el diseño adecuado.
Sin embargo, la constante evolución del medio web y la irrupción imparable de los dispositivos móviles (tablets y smartphones) me hacen reflexionar si, cuando me planteo diseñar un sitio, tengo plena libertad o, por el contrario, la creatividad debe estar sujeta a ciertas limitaciones impuestas por la variedad de canales en los que se verá el resultado de mi trabajo y, por consiguiente, por la forma en la que deberá desarrollarse.
Las nuevas tendencias del diseño web (me refiero al diseño adaptativo o responsive design), apoyadas en las directrices de la W3C, sostienen la idea de construir webs para todos, accesibles desde cualquier tipo de dispositivo y marcan claramente, en mi opinión, algunas líneas rojas que no deben sobrepasarse cuando nos planteamos el diseño de una nueva web.
La importancia de tener un buen resultado en buscadores también condiciona, en gran medida, el punto de partida desde el que afrontar el diseño de un sitio web. Las técnicas de posicionamiento SEO no siempre se llevan bien con ciertas licencias que, con frecuencia, gustamos de tomarnos todos los diseñadores.
Por último, no podemos perder de vista, que el cliente espera una web que impacte a sus visitantes, pero también que atraiga clientes, que tenga un buen número de vistas, que sea premiada por Google con un buen PageRank …
La conclusión parece clara. Si bien el diseño sigue siendo, a mi entender, la piedra angular sobre la que construir un proyecto web, la voz del desarrollador tendrá que escucharse con fuerza (trabajando codo con codo con el creativo) arrojando luz sobre lo que debemos y no debemos hacer con el único objetivo de conseguir el mejor producto posible: una web visualmente atractiva, optimizada para los motores de búsqueda, que ofrezca al visitante una navegación intuitiva, de rápida descarga y que se vea correctamente desde cualquier tipo de dispositivo.
Si conseguimos todo eso el resultado será, sin duda, un buen diseño y un cliente satisfecho.
